
Sé que algunos lo juzgarán una temeridad, lo de llevar a un crío en moto, pero a mi juicio no es así. Qué sería del saber y de las experiencias si no pueden ser transmitidas y compartidas?.
Ella.
...Siempre conoció a lo largo de los años de amistad que nos unen, de mi afición a los viajes, afición que compartimos. Y más en concreto de realizarlos en moto. Se atrevió incluso en una ocasión a rodar unos escasos kms como acompañante en moto y en la vespa compartíó algún paseo. Eso sí algo agarrotada pero con confianza.
Él.
...Con quien tendría que remontarme a mi más tierna infancia para recordar cuanto hace que nos conocemos, siempre ha sido intrépido, ávido de aventuras de toda índole, relacionadas con el deporte siempre, y respecto a las motos pese a que le gustan estéticamente algunas, e indentifica el componente de aventura en otras, no acaban por ser su elemento, vamos, que no son lo suyo.
En definitiva la pasión por viajar es compartida por todos. ¡A quien no le gusta ir a algún lado, disfrutar del paisaje, de la compañía incluso, llegar a destino...!
Pasado algún tiempo llegó la feliz noticia- ¡estamos embarazados!-nos dijeron. Lo celebramos los cuatro como el gran acontecimiento que era y fué. Las aventuras seguían, y charlábamos de ellas. Las motos seguían estando entre nosotros. Recuerdo pasar mi mano por la tripa de ella y murmurar ¡vespa, vespa! ante las sonrisas cómplices de todos. Alguna vuelta, con suma cautela dimos estando ella embarazada.
Un día de Diciembre, el 12. Sergio nació.
Apenas andaba cuando un día en el garaje vió algo que le desconcertó sobremanera. Una vespa verde allí entre dos coches. Miró a sus padres, nos miró a nosotros y la miró de nuevo. Hasta allí lo llevamos y pensamos que al arrancarla, se asustaría, pero no fue así. Sus ojitos marrones se iluminaron, su carita resplandecía y sonreía. ¡Pasó lo que tenía que pasar!. En su cabecita recordaba el murmullo que percibió en el vientre materno y que le decía: vespa, vespa,... . De un salto se montó en ella asiendo sus manos a los espejos retrovisores. Y allí, de pié frente al parabrisas, encontró su lugar natural.¡Qué cruzaría por su mente? Me monté en ella, la bajé del caballete y con todas las precauciones del mundo dimos alguna vuelta por el garaje. Y él sin inmutarse. Como el que lleva ahí toda la vida. Todo le era sorprendentemente familiar. El sonido, el movimiento. (no olvidemos que llevaba algún tiempo montando en su silla en la bici de montaña de su padre.
Con sus siete añitos no pierde ocasión de probar cada moto que entra en casa. No las distingue mucho pero sabe a ciencia cierta cual le gusta más. Solo pide permiso a sus padres, me lo pide a mi después, espera a que lo suban y despues, solo se limita a decir que despacito.
Hoy el pequeño Sergio, que nos acompaña cada año a nuestra comida de Aguilafuente (La reunión motera de Pingüinos nos sirve de excusa para celebrarla cada Enero) ya ha sentido el pasear en un sidecar anclado a una clásica BMW, en un mito como la R80G/S, la confortable viajera K100LT, una K1200Lt, la Vespa y una R1150GSADV. Ésta última es la que estéticamente menos le gusta y la K1200LT la que le dejó enmudecido como cuando "viajó" en "su vespa".
Dedicado a Sergio, a Su madre Rosa y a Su padre David, + de veinte años de amistad.
4 comentarios:
Joven, me temo que se ha quedado corto con lo de los 20 años de amistad... me temo que la cosa pasa de los 30...
Todo un personajillo tiene que ser el Santo Tomás Jr.
Si haces una peli de esta historia podría ser la "road movie" más tierna de la historia.
Besos,
Y.
Cierto hermano con David va más cerca de 30 y con Rosa algo más de veinte. Joer como pasa el tiempo caray, al pequeño Ser es al que menos conozco je je.
Besos
Yo estoy deseando que mi hijo cumpla los nueve para llevarlo conmigo.
Saludos
Jorge
Tengo 60 tacos y uno de mis hijos, de 31 lleva en moto conmigo desde los 14 pero recuerdo el primer día que montó conmigo. Era una vespa 160.
Saludos
Luis
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