-¡Cómo luces!. Estás resplandeciente.
Se acomoda sobre la pata lateral y de su tanque salen brillos. Gira su
faro hacia mí.
-¿Nos vamos?, me pregunta.
-¿A casa?, le respondo.
Lanza una ráfaga de su faro y se acomoda de nuevo buscando la llave
para que la arranque y contesta un rotundo...
-Siiiiiiiii. Vámonos ya. A nuestra
casa. ¡Vámonos a VIAJAR!