Llegué a México el 20 de
Octubre de 2010. Apenas unas semanas para cerrar un tema profesional del que
dependería mi vuelta tras el paréntesis próximo navideño. No dejaba de ser un
trabajo con un objetivo concreto que con sus holguras no haría prolongar mi
estancia mas allá de tres meses. Una vez todo armado regresaría de nuevo a mi país.
Nunca pensé en rodar en
América Latina. No me llamó la atención. Estados Unidos no entraba en mis
planes si bien el mito de la 66 y explorar Canadá podía tener atractivo, pensé.
Mis objetivos de vida, los de viaje claramente orientados a Europa por donde
había rodado y vivido en diferentes países estaban completamente focalizados.
La llamada de África a la que solo me acerqué una vez también llamaban poderosamente
la atención.
No recuerdo en qué año
un proyecto en Buenos Aires pudo haberme traído a este lado del océano. Pero no
lo tomé. Algo corto de ir y venir. ¿Qué oportunidad de rodar con mi moto
tendría allí? Otro en Lisboa que si me interesaba no se dió (me encanta rodar
en Portugal) y al final medio año después aceptaba un puesto en París. Algo
temporal de tres meses que me llevo a quedarme a vivir allí. El reto
profesional estaba claro atractivo. Sin embargo, en las entrevistas de Madrid a
la pregunta de qué es lo que me mueve a tomar el irme dejando familia, casa y “todo”
en Madrid la respuesta era clara: ¡me abre las puertas a viajar por Europa en
moto! Algo que causaba siempre sonrisas en tono jocoso en mi interlocutor.
Comíamos un día fuera de
la oficina en Madrid y tomando un café me soltaste la bomba. Hay un tema en México,
en DF, sabes que tenemos proyectos allí. Ha salido tu nombre. Tardó en definirse el asunto y a la vuelta de
mi viaje por Irlanda en Agosto me propusieron formalmente ir. Octubre de 2010
aterrizaba en DF. Venía con un objetivo personal muy concreto. Fondos para mis
viajes por África (Marruecos y Túnez) y Europa (Cabo Norte, Repúblicas Bálticas
y Rusia) de los cuatro años siguientes.
Febrero 2011. Me sigue llamando la atención la ausencia de
motos en las calles, el tema de seguridad está mejorando según dice la prensa y
la embajada. Mi naturaleza curiosa pese a mi aversión al riesgo me lleva, en el
escaso tiempo de ocio, a realizar incursiones por el sur del país. Un modo de
viaje que ni en tiempos de estudiante viví : el autobús. Todo por descubrir.
Me llama la atención el
contacto físico entre personas. No el que se dé si no el cómo se da. El habla dulce
y el uso profuso del diminutivo, el abrazo tan particular, el beso en el saludo.
Los gestos y ademanes tan distintos. El ruido en la calle, la música y el
baile. La afabilidad aparente en el trato diario. El racismo y clasismo tan
profundo. Los bailes pegados en la fiesta de navidad entre gente de la oficina.
Las diferencias tan hondas en la semántica de las frases y en el uso de las palabras
respecto a mi país. El orgullo patrio tan sentido y curioso, la religiosidad tan
presente y el que digan a todo que sí, la elongación de los plazos en todo. No
hay reunión mala, seguimos diciendo ahora todavía pero cerrar acuerdos es otra
cosa. El puedo prometer, en los planes. Todo por descubrir.
Abril 2011. Me hablan de
una página llamada mercado libre donde podré encontrar moto toda vez defina mi
permanencia aquí. Llevo un mes viendo mapas de México y el de Estados
Unidos. No se ven BMW por la calle. Algún
scooter y las motos de reparto de 125, 1250 y no sé qué. Nada en mercado libre
(¡¡miren lo que hay hoy!!). Me acerco a un dealer a preguntar y de segunda mano
no tienen nada, nuevo no es opción y la oferta es pequeña. ¡No sé qué hago
aquí!
Llegan las navidades y
una idea me ronda la cabeza, buscar otro país. Terminar 2012 cumplir mi
compromiso y marcharme.
Febrero 2012. Me llevan
a Lerma a un tema de migración. Voy mirando
mensajes en la Black Berry . Me acuerdo aquella reflexión con mi ex pareja
cuando dijimos ¿en qué momento pasamos de ser dos a ser cuatro en la cama? Y
veo un logo de BMW que sobresale en los árboles. Pregunto al conductor y me
dice que ahí está la planta. El sábado tomé un taxi y fui. Entré y respiré.
Charlé con el dueño y los vendedores, la oferta era escasa pero una puerta a la
esperanza se abría ante mí.
Marzo 2012. Salgo de la
oficina extrañamente llueve y no hay taxis en la calle. Me dirijo al metro y
veo pasar dos motos BMW que se detienen en el semáforo. Me acerco. Se
sorprenden y empiezo a charlar, van a una inauguración de un concesionario a
seis manzanas de allí. Decido caminar y llego. Bavaria motor sabré tienda en
Nueva York. Un mes esperando a que me llamaran con una oferta que hice sobre
dos modelos de segunda mano.
Abril 2012.Sentado en un
Starbucks hojeando el reforma veo un anuncio insertado: Munchen Motor, Santa Fé
K1200 GT y R1200GS. Pregunto a la chica
de la caja donde está Santa Fe. Tomo un taxi y me lanzo hasta allí. De nuevo en
casa. La oferta es algo mas amplia. La eterna duda me asalta, Turismo o GS. Ambas
tengo en Madrid, ¿pero aquí? Dos semanas de darle vueltas y vueltas en la cabeza.
Mi situación temporal México, por un lado. Mi ansia de explorar y ver. Rodar,
viajar. Mi naturaleza curiosa empujando. Total, si te vas a ir la vendes y en
paz. La decisión ya está clara. Comprar. El modelo también. K1200GT. Un avión. Claro
que no sabía el estado de las carreteras de aquí.
¡¡Gracias Francisco
Berdejo!!
No tengo equipo. Apenas
unos guantes y un casco que me he comprado. El resto todo en Madrid. Una boda
familiar allá y alguna reunión en España darán solución a este tema.
No me lo creo voy
rodando a mi casa. No es la situación ideal por el tráfico, pero respiro hondo.
Por fin vuelvo a ser casi yo. Un año y algo sin moto. No me lo podía
creer. A mi vuelta a Mex tras una semana
en España empiezo a salir alguna excusión cercana para ir tomando contacto. El
trabajo me sigue absorbiendo día noche. Apenas los domingos me escapo unas
horas. Tengo que salir de aquí. Se va definiendo mi puesto a la par que
entregamos y liberan el centro de operaciones. Llega Semana Santa y decido
escapar. Guadalajara es el destino. Una vía de buen asfalto, la vía corta. El sitio
perfecto para esa máquina fabulosa.
Cada vez que me acuerdo
me entra la risa. Quien iba a pensar que casi no había gasolineras. Te arranco
en el garaje. Es pronto en la mañana. Apenas cuatro cosas en las maletas y una
ruta de viaje por delante. Tu sonido de turbina te hace tan distinta a las otras…
. seria pese al color que dulcifica tu aspecto. Eres la llave de mi libertad
pero aun no eres consciente del todo. Tu antiguo dueño español y ahora también
yo. Quien escogió a quien. Ergonómicamente
me cuestas, estéticamente me impones, tu potencia y estabilidad me asombran. El
conjunto me engancha. Tu forma de andar me extasía. Siempre más y más. Ese
empuje constante con que me deleitas. Tu dulzura aparente y el nervio profundo.
Pareces de aquí.!. Es de noche vamos tomando calles con semáforos parpadeantes,
otros apagados. Nadie alrededor. Solos tú y yo. Vámonos a viajar.
Apenas unas semanas
juntos con escasos momentos de intimidad. No te atreves a mostrarte y yo no sé
si estoy dispuesto a explorarte por entero. Nos hace falta tiempo. Y tenemos
todo por delante. Enfilamos la subida a Santa Fe. El firme no está muy bueno,
pero mejor que Reforma. Conoces tú más que yo. Voy un poco en tus manos. Llevo años
en el panzer Un bóxer de aire. Y mi antigua k10016 válvulas es tan distinta…. Eres discreta en tus modos, pero llamas
poderosamente la atención. Hemos pagado la primera caseta y salimos encadenando
marchas, una tras otra mientras sube la aguja en la cuenta vueltas. Una primera
aproximación a ti. Esta zona no nos es desconocida a ninguno. Pronto tomamos
una desviación a la derecha. Morelia. Una vía de enlace de firma no compactado,
pero sin agujeros que sigue permitiendo algún “desliz”. Seguimos avanzando con precaución. No tengo
medidas contigo. Desconozco tus ritmos, necesito leerte con más claridad. Por
delante unas horas juntos.
Al fin la autopista. Una
cinta negra aparentemente perfecta, nuevecita, con tráfico casi inexistente. Es
temprano. Apenas acaba de abrir el día cuando tu y yo, a uno, empezamos a ver
todo nuestro poderío. Empiezas a enseñar tus dientes tu facilidad en los
límites, tu exigencia. Lo darás todo y me lo exigirás también. Si me quieres,
me tienes… pero te tendrás que entregar a mí. Sin reservas, por entero, te
quiero en cuerpo y alma y seré tuya. Te llevaré a donde digas. Soy un espíritu
libre que irá junto a ti. Eres larga, no muy pesada. Me cuesta leer más allá. Siento
el poder en el puño derecho. Tu ímpetu. Tu disposición a explotar. A ir más
allá. Un espíritu domesticado a la fuerza que pugna por salir (potencia
reducida frente a la K1200S). Miras con el rabillo del ojo hacia mí. Otra
caseta de pago, vaya coñazo. Quita guante, paga, no admiten tarjeta, revisa el
recibo, ponte guante y…. Esta vez las subidas entre cambio y cambio son
fulgurantes. Estamos decididos a ver si de verdad me entregas lo que me
prometes. Veamos tus compromisos. Sube como el demonio la aguja por el
cuentavueltas, el velocímetro llega cifras muy altas, solo en Alemania
podríamos rodar así. Sigues como un molinillo a golpe de torque hasta explotar.
Sacar todo tu genio y escalar la curva de potencia. ¿Lo estás dando todo? … Apenas
algún coche en el horizonte que tardaremos apenas segundos, un minuto o dos a
lo sumo en rebasar. Algún giro pero fundamentalmente recto el trayecto. Paramos a echar combustible. Te lo as bebido
en un santiamén jajaja. Cafecito y mientras tanto rodeada de gente. Me alarmo.
Te miran, te tocan. Aún emites calor y se apartan. Tu vista al frente.
Impávida. Sabedora de tu porte, de tu belleza sobria, de tu esbeltez, ¡de tu
poder!
Voy caminando hacia ti. Te
miro de frente y por primera vez relajas el gesto. Inserto la llave, avanzo
hacia atrás con los pies y avanzamos por la tierra los metros que nos separan
de la entrada, abro un poco el gas y me regalas un piloto naranja encendido en
el tablero. Acaba de entrar el control de tracción. Sonreímos los dos con el uy
uy. Te fuiste un poco de atrás para avisarme. Un leve tiró y allá vamos de
nuevo a seguir el viaje. Este momento de liberación era tan necesario. El tráfico
va en aumento. Vamos sorteando coches, alguna patrulla de federales y un
control de… ¿militares? Eso es nuevo. Nos paran obligándonos a orillarnos. Me piden
el pasaporte, tus papeles y nos hace sacas las maletas para revisar el
interior. Un sinfín de preguntas y nos tienen parados por casi una hora. Luego
ya nos dejan ir. De nuevo en la carretera rodamos ligeros pero tranquilos. No
dejan de ser ritmos altos. Todas las motos tienen su velocidad. Aquella en al
que entroncan la curva de potencia y de par. Donde sientes que todo fluye ligero,
armónico, en perfecto equilibrio. La tuya no se puede nombrar.
El tráfico se va
despejando y el ritmo aumenta en la misma proporción ahora sí. Bájame un cambio
y aprieta, quiero mostrarte lo que doy de mí. Apenas unos instantes de duda frente
al deseo irrefrenable de dar curso al deseo. Dos golpes leves al cambio y un
salto al hiperespacio, línea roja en cuentavueltas y el velocímetro en el fin.
Dos carriles que parecen uno y voy montado en un misil. Algunos giros a izquierda
y derecha sin cortar gas. Está en tu elemento, siento como fluye, veo tu
semblante sereno, mantienes la compostura y el tiempo se detuvo tras de ti.
Apenas una leve vibración en puños y estribos, una aullar contenido. Una recta sin
fin. Devoramos el espacio, nos desplazamos en otra medida de tiempo, nada
existe alrededor. Somos tú y yo. Hemos dejado de ser dos para ser uno solo. Una
experiencia inaudita de límites casi alcanzados por enteros. Sostenidos durante
más de una hora y de la que solo saldremos a la fuerza, el testigo de la
gasolina encendido. Cuánto tiempo llevará encendido, me pregunto. ¿Habrá
gasolineras? El enfado de ambos, el tuyo muy notorio, en forma de toses y un
ritmo irregular rodamos a ritmo de vespa durante los kilómetros que falten hasta
el área de servicio más próxima. Ya la vemos, por fin. Y llegando apenas una
decena de metros hasta el surtidor y el cuadro encendido sintiendo como te apagas.
Nos toca remar con los pies. Cargada de nuevo hasta el tope salimos de allí.
Guadalajara está ahí. Primer viaje digno de tal nombre, en su primer tramo,
concluido, Algunas aventuras nos quedaban juntos por delante incluida la vuelta
al DF y el primer Sol A Sol, por supuesto, durante el corto tiempo en que
estaríamos juntos.