BIENVENIDO

Nunca me había planteado escribir en un blog. Cosa curiosa pues lo llevo haciendo desde hace años en los foros de internet. Incluso me he atrevido con alguna incursión en revistas del motor.

Nada. ¡Hay que tener un blog!.¿Para qué?-dije yo. Pues porque es como mantener un diario de aquello que te interese y que de paso pueda ser de interés a otros.

Y así es como la idea de encuentro físico que mantuvimos en un foro, para que aquellos que lo desearan participaran, cada miércoles, y nos juntáramos para cenar y departir sobre nuestros cacharros, lo he trasladado aquí.

Un lugar abierto, donde todo el mundo pueda participar de lo que más nos gusta aparte de viajar en moto, charlar sobre nuestras experiencias con ellas


Nuestros queridos cacharros que apasionadamente disfrutamos, cuidamos y sobre los que somos capaces de hablar y hablar. Compartir ese viaje que hiciste, como lo viviste. Comentar ese otro que está siempre ahí, pendiente, como lo harás. Vivir incluso la experiencia de viajar leyendo las de otros e imaginando como será el tuyo cuando lo hagas. Porque lo harás. No te quepa la menor duda. Y así, al tran tran, ir describiendo aventuras solo o acompañado, con tu "cacharro". Ese que limpias, al que pones maletas un topcase, que si un escape o un navegador, una parrilla o un xenon, un asiento así o asá. Un manillar alzado o un gran carenado. Con el que te mueves al trabajo o en salidas de día/fin de semana. EL que te lleva de vacaciones. El que disfrutas en cada curva.

En fin inicio aquí un espacio para todos los amantes del turismo, en moto. Aficionados a la BMW,a la Vespa Y M@S. Las posean o no pero sobre todo. Con afición a charlar de ello.

Arriba Esos Corazones Viajeros

US 61 2018 LA RUTA DEL BLUES

No sé no en qué día estoy ya.  Acabo de llegar a Nola (New Orleans). El día inició nublado pero con una temperatura maravillosa en St Louis. Atrás dejamos la 66 en su entronque con la ruta de hoy.  La ruta 61. La ruta del blues. Mágica ruta del comercio, del abastecimiento de la cuenca del rio Mississippi por donde transcurre atravesando Illinois, Missouri, Arkansas, Tennessee y Mississippi. Ruta de los esclavos. De su compraventa y de su liberación. 
Ruta que baja paralela casi todo el tiempo a la interestatal 55. Hacia el sur. Ratos de rodar en paralelo como había pasado en la OLD US66. Veces que se inserta en la propia autopista y uno o dos desvíos más allá sale de nuevo a recuperar su trazado original. Es un camino llano en todo su recorrido. Conserva en su mayor parte el trazado original. Solo las construcciones de las zonas habitadas que atraviesa rompen la monotonía de la misma. Algunas arboledas según en qué tramo y páramos desiertos en otras tan solo resaltadas por el colorido de los campos de siembra. Serpentea en sus inicios por suaves colinas de pendiente suave. Muy suave. Luce el verdor en sus tonalidades distintas por gran parte del camino. ¿O será que confundo algunos momentos con la OLD US66? Y como era de esperar tras un rato de rodar en absoluta soledad, sin presencia alguna de vehículos o personas, en la zona más sinuosa de todo el trayecto, apareció la lluvia. Las primeras gotas intermitentes según vas avanzando te indican lo que va a venir y a menudo, nunca hacemos caso. Esos primeros momentos dieron lugar a una lluvia fina refrescante, deliciosa y serena. De las de verdad ayudan a regar los campos. Van quedando las gotas como la niebla una leve película húmeda en la pantalla del casco. Como una hora después se desató el aguacero y entonces sí llovió de veras. Y atravesé una población cercana a pié de carretera y allí, en lo que fue la entrada de un almacén, junto a la calzada a escasos cinco metros encontré un tejadillo de ladrillo para guarecerme. Y me detuve a ver llover sobre las escasas calles intercaladas de prados. De campo de siembra y árboles. Allí me quede un buen rato a contemplarlo todo en soledad. En una soledad buscada. Disfrutada. La paz del agua repiqueteando fuerte sobre el asfalto. La estampa del panzer bajo el agua, paciente. La simbiosis hombre (mujer) máquina que tantos caminos ha recorrido. La máquina que tantas otras ha visto pasar y compartir espacio con ella, pero hace suya la frase de Heráclito: todo fluye, nada permanece. Esa máquina estupenda dotada de alma serena y tranquila. Robusta. Siempre dispuesta a un nuevo reto, a una aventura. Atrás quedo el mal trago del viaje desde España. La mala experiencia aduanal recién llegada. La corte de innobles bandidos, corruptos e indeseables que tanto nos robaron. A ti incluso casi.

Cesa la fuerza del agua y de nuevo esa lluvia fina que como orballo mantiene con brillo todo el paisaje e inunda de vida el camino a nuestro paso. El delicioso olor a ozono. A pasto recién regado. A madera húmeda. Múltiples imágenes se agolpan en mi memoria y a medida que ruedo voy perdiendo contacto con la realidad presente. Realidad que transcurre a su paso y se entremezcla con recuerdos de otros días. De aquellos en que recorríamos la Blue Ridge Parkway. Y no solo de este viaje sino de otros. Cruzamos una zona de singular belleza que dura un instante. Que parece eterno. Nuevos flashes aparecen y traen a la consciencia imágenes de antes. ¡Cómo se me parece este viaje al de 2009! Aquel en que recorrí parte de Inglaterra y casi la totalidad de Escocia. Un viaje bajo el agua. De un verde intenso permanente. De Brumas y nubes. De lluvia constante. Un viaje duro. Me vino a la mente el recuerdo en la Isla de Sky, o un poco antes de llegar a ella, en que arreciaba el agua con tal virulencia que me vi forzado a buscar refugio en lo que hubiera pensado que era una gasolinera abandonada. Por primera vez en toda mi vida, me desorienté literalmente. Apenas me detuve y bajé del panzer bajo aquel tejadillo lleno de agujeros y al mirar a mi alrededor tuve la sensación real de estar en ninguna parte. Una simetría completa a ambos lados de la carretera. Un trazado idéntico de supuesto doble carril sin línea divisoria ni arcén en el que apenas cabían justos, muy justos, dos coches medianos. El panzer con el frente hacia la calzada y yo detrás de pié apenas debajo del único trozo de techo decente. Recuerdo el agua batir, rebotar con fuerza en el suelo y en la moto. Esa lluvia fuerte, dura que parece granizo sin serlo y amenaza con ser el preludio del mismo. La nada ante mi. El paso alto, muy alto como veinticinco centímetros del suelo y la cinta negra con un horizonte idéntico en ambos sentidos. Ni un cartel, ni señal, ni persona, ni auto. La cortina gris del agua, el panzer y yo. Y el teléfono suena y me saca de ese aturdimiento. No había roaming, recuerdo. ¿Quién será? 
Pregunto y un holaaa largo contesta. -Te he llamado varias veces, no contestabas, estoy en una reunión super importante, se aprueba el proyecto, ¿no estás contento?-Apenas balbuceo completamente descolocado y sin ubicar nada. -Estupendo, contesto. Qué buena noticia. Con lo que nos ha costado. Gracias.- Como siempre que hablamos desde el primer día en que nos conocimos siempre fue la proporción del 5%. 5% de hablar de trabajo. Ambiente en el que entablamos relación cliente proveedor y en la que al final de los tiempos creo que volvimos hasta quedar en un limbo de afectos. Y el 95% de hablar de nosotros. Bueno tú hablabas de tí y yo de mí. Nos contábamos cualquier cosa que nos pasaba. Rozábamos lindes que supimos que llevaban riesgos y podíamos estar como a mi partida año y medio después, horas hablando, ¿recuerdas?
-¿Dónde andas?
-Yo estoy de vacaciones pero me avisaron de la aprobación y me dije tengo que llamarlo y decírselo. Si. Ya sé que igual dices que quedemos para celebrarlo pero es que estoy fuera y no voy a poder. Ya. Siempre te doy largas a todo, pero no es eso. Es que no puedo. Oye, aún no me has dicho donde estás. -No sé dónde estoy, contesto. En Escocia, eso sí. Pero no tengo la carretera en los mapas. Iba rodando con la función fuera de ruta. Esa que te marca por donde debes ir según lo que has cargado y por donde vas en realidad. Y te permite llegado el caso recuperar la ruta original. Pero da igual. El caso es que se ha quedado recalculando, recalculando con un 70% en la pantalla y aquí solo llueve. No puedo ni usar la brújula del mencionado gps porque está bloqueado. Ni siquiera hay sol para adivinar al menos entre la hora y la posición del sol entre el este y el oeste y por tanto el norte o el sur según se requiera… .
Ay viejo panzer. Nos hemos visto en cada una. Menos mal que siempre encontramos el rumbo.
Cuando nos metimos en la playa en Irlanda para hacer la foto y según terminamos ya estabas hundido en la arena, la rueda patinando  y tras el sofoco inicial no pude parar de reírme de la estampa. Allí tú hundido el caballete central de medio lado, 7:30 de la mañana amaneciendo y yo tirado en la arena viendo el  ir y venir del mar sobre la orilla.
Salimos de nuevo hacia la 55. Autopista. Las nubes se van disipando y aunque es temprano la temperatura va subiendo sin remedio. Seguimos avanzando hasta retomar de nuevo la 61. En este tramo apenas hay curvas. Recto y  con un paisaje de nuevo idéntico milla tras milla. El sol ya comienza a mostrarse implacable. Horas circulando casi en línea recta sin cambio alguno. En el mapa tampoco se aprecia que vaya a haber algo interesante y quedan muchas millas hasta el destino. Busco una salida para incorporarme de nuevo a la I55. Decido que por ahí al menos una hora de avance rodando más rápido me dará ventaja.


El sol luce a tope en todo lo alto desde hace horas. Un calor plomizo se siente en el casco. Casco cuya visera he mantenido abierta casi todo el viaje. Hace rato que no pienso en nada. Solo miro al frente. A ratos bostezo, otros gesticulo. No hablo conmigo, ni con el panzer, ni con nadie. No es la primera vez que uno habla solo bajo el casco y se cuenta historias o las rememora. Conversaciones que tuvo y ahí completa. O a las que das un final diferente al real que hubo en su momento. Pero ahora, nada. Solo camiones y pick ups. Una línea recta y el sol sobre la cabeza. No hay horizonte. Solo un calor insufrible. Veo brillos en el pavimento. Como charcos. Y les hablo para decirles que no es cierto que estén ahí. Que son inventados. El Gps dice algo de un desvío y no sé si me avisa de que debo tomarlo o de que debí haberlo hecho antes. Pero yo ni caso. No sé a dónde se han ido todos. No hay casi coches. Sigo en una recta, en un carril con el sol de frente, rodando. Pero ya no hay nadie. Todos se han marchado y me he quedado  solo. No estoy enfadado ni nada. Es un estado distinto, algo raro. No tengo nada que decir. Bajo la velocidad y me pongo de pie. Necesito aire. El traje refrigera y así estoy un rato rodando.  Al cabo de unas millas me siento y un sofoco imparable me envuelve. Implacable luz que me invade por completo. La montura de mis gafas arde. Noto frío en la nuca y un dolor en la frente. En el hueso frontal. Como calambres de fiebre. Estoy hablando solo desde hace un rato. Y juraría que había alguien. ¿A dónde se han ido todos? Una sacudida de viento me mueve para todos lados. Una turbulencia maldita que no sé de dónde ha salido. Despierto y voy metido en una maraña de camiones que ruedan a 70 millas. Pero ¿dónde estaban? Tengo sed. Mucha sed. Me duele la cabeza. Me he desviado de mi ruta y en un nudo de autopistas me he metido en una repleta, un tráfico ligero pero que rueda demasiado rápido para mí. Y ¿por qué brillan tanto? Me molesta la luz. Quiero que llueva. Ven. Ven.   Dama del agua. ¿Dónde estás? .Pulso el gps. No se adivinan salidas delante de mí. Voy a la opción buscar del menú, le doy restaurantes, americanos, intro. Me saca una lista y veo 10 millas hacia delante. Pulso y me dice : quiere cambiar el destino o incorporar como etapa al destino. Pulso esta última y sigo. 
..Diez millas. ¡Vamos Ya! ¡ Ya llegamos! . Mi mente está nublada. El dolor de cabeza avanza, siento frío en la nuca y ...no llueve. Ven. Ven. Llega la desviación y la tomo. Bajo de velocidad he entrado muy rápido. Cracker Barrel. Perfecto. Llego al aparcamiento y todo al sol. Ni una sombra. Me paro. Pongo los pies en el suelo y dejo el panzer un minuto encendido. El radiador de aceite está hirviendo. Una nube de calor sube del motor y los colectores. No te voy a apagar de golpe. Reposa mi panzer. Corto el encendido. Despliego la pata lateral.
Mi nuca está helada. Mi frente caliente. Muy caliente. Me sube calor y me baja frío o al revés. Siento escalofríos. No sé. Veo moverse la entrada del restaurante. Tomo las llaves y camino despacio. No puede ser. Viene una pareja con un niño directos hacia mí. Me miran asustados. Camino de lado. No sé qué me pasa. El suelo se mueve. Tengo que llegar. Mi paso es  como borracho en nochevieja. Veo las mecedoras del porche. Me encantan esos sitios. Joder!! Se me escapa la vida en un parking. No oigo ningún sonido, veo borroso, tengo sueño, se me cierran los párpados, todo se ha parado pero¿ por qué el edificio está girado?. Está muy lejos. Todo pasa muy rápido, las imágenes del último tramo, la nube de camiones, el camino de tierra, el hotel en la mañana, el gps recalculando, todo da vueltas, y ese calor que sube por mi espalda y el frio en la nuca. ¿Dónde está mi panzer? Caras y lugares que a toda velocidad cruzan mi mente y se me aparecen. Entremezcladas pero con una nitidez prodigiosa. Estoy bañado en sudor y apenas veo, siento el agua caer por mi cara y cuello . Como si mi ser fuera desconectando “cosas”.  Tengo que llegar al porche. Mis pies no andan. Estoy como clavado en el suelo. Todo está en silencio y esa luz que me ciega. Me voy a desmayar, siento que me toman del brazo...Subo un escalón lanzo el otro al de una mecedora pero no está ahí todavía, es un recuerdo de otro lugar parecido. No voy a dejar caer mi metro noventa en el suelo. Me apago como un mando a distancia sin pila... ya toca descansar... 
Estoy sentado en el porche del restaurante. Estoy rodeado de gente. No conozco a nadie. Sonrío. También ellos. No sé cuantos son. Oigo voces pero como muy lejos. No les entiendo. No sé bien dónde estoy. El aire está más fresco pero... ¿y mi casco? .Me toco la cabeza y un señor de edad avanzada me lo enseña como si adivinara.  Respiro y digo : hace calor. Todos ríen y asienten. Una señora me pregunta como estoy y le contesto que bien, que como está ella. Suelta una carcajada. en realidad todos se ríen a mandíbula batiente. Ando un poco espeso jajajaja. Alguien me ha tomado la muñeca izquierda y mira su teléfono. ¿Me están tomando el pulso?. Por lo que dicen llegué a desplomarme pero me tenían ya sujeto. Apenas unos segundos. Pero rearranque según caía como computadora nueva, Me quitaron casco, guantes y me abrieron la chamarra jajajaja. Prefiero estar ahí a la sombra un rato.  En un instante casi doy con mis huesos en el suelo. Pero no es bueno entrar dentro. El contraste de temperatura me hubiera llevado al colapso. No sé cuantos grados me dicen que hace y eso que corre una pequeña brisa. Hago el cálculo y me salen 45 grados. Buff son muchos. Me habré equivocado. Tengo una como la tuya, dice un señor sentado a mi lado. Su esposa con otras dos parejas me miran sonrientes y siguen hablando entre ellos.Habla de mi panzer. Me dice que leha hecho pocos kilómetros. Que también tiene una de las modernas pero que esa... esa es especial me dice. Le entiendo. Luego el ritual de explicar de dónde vengo y a dónde voy. Ya me sale de carrerilla jajaja. Me traen agua. Tengo un mareo tremendo. Me pongo la botella en la nuca y en la frente. Miro al frente y mi viejo amigo me hace un guiño con el faro. ¡He estado cerca pero me trajiste!. Siempre contigo. Sanos y salvos.

No me apura nada ni nadie. Como y descanso. Hora y media estuve detenido por lo menos. Reanudo la ruta ya por autopista. El gps indica una hora de llegada a New Orleans imposible. Aborto ruta y sobre la marcha selecciono dos waypoints que fuercen a recalcular y acomodar el nuevo trayecto pero al mismo destino. 
Suena razonable la hora nueva pero siguen faltando 5. Luego serían mas.

La noche ya se adivina, la temperatura desciende. Algunas gotas sobre la visera avisan de la lluvia próxima. Estoy circunvalando una ciudad. Ahora ruedo bien. Fresco. Cómodo. Hay algunas obras  y avisos diversos. Están reparando tramos pero los coches no descienden su velocidad.  El tráfico se pone mas denso por momentos. Vamos dejando casas y fraccionamientos a los lados con vegetación diversa. Una recta de salida y un cartel con el número de autopista interestatal que debemos tomar. Hacia allá vamos. Está anocheciendo. Huele mucho a humedad y al fondo solo una mancha negra se divisa. Sigo rodando y empiezo a pensar en parar a ponerme el traje de agua. Te haces presente y me sorprendo, pero empiezo a pensar en dónde detenernos sin correr ningún riesgo. Ahora somos dos, y llueve. Hay que pararse. La cortina de agua tremenda está cerca. Siguen las obras alternativamente a ambos lados y la carretera serpentea un poco. Pasamos de cuatro a dos y de dos a tres carriles mas arcén ya solo a la derecha. ¡Pégate a él como yo, te digo! Pongo el indicativo para que lo veas y comienzo a detenerme. Bajo un puente grande de varios carriles hay espacio. Seguro el arcén es de al menos dos metros y medio. Bajo de la moto hablando contigo... pero tu no estás. Has aparecido en mi mente. Es extraño apenas te conozco, no sé si existes. Me acompañas en remoto en el viaje desde el segundo día.  Me pongo los impermeables pese a que durante un momento dudé en si mojarme como hiciera antes era buena idea. Quedaba tiempo para secarme todavía. Pero el horizonte tan negro, el presente tan gris y tanta agua cayendo… . Arranco con cuidado aunque hay coches ya frenando. Me incorporo rápido y sigo en el carril. No se ve nada. La cortina de agua es muy tupida y la oscuridad repentina apenas deja vislumbrar algunas siluetas. Llevo todas las iluminación de la moto encendidas. También los cuatro intermitentes luciendo. Voy despacio. Es una sensación muy rara. Me pego al arcén. He escuchado ruidos pero, por la lluvia que es muy estruendosa, no sé si pasa algo. Te me haces presente de nuevo. Es muy intenso todo. El cielo entero retumba y el agua cae con mucha virulencia. ¡Pégate al arcén te digo!. ¡Despégate de mí, pásame por la derecha! Algo grave está sucediendo. Se ven destellos en todas direcciones. Hay muchas luces de repente, distorsionadas por la lluvia. Colores naranjas y rojos ser repiten por todas partes. Se oyen golpes. ¡Es tremendo! un camión cisterna ha volcado y se cruza en toda la carretera. Hay múltiples coches chocados y llegan mas por mi izquierda. Salen del túnel de agua y se estrellan. Siguen las luces rojas, gente en el suelo, puertas abiertas, un diluvio cayendo, el suelo es un rio que refleja todo lo que hay en la superficie y sin embargo no distingo bien nada. Voy frenando, dejando al panzer ir, pegado a la derecha todo lo que soy capaz. Una pesadilla. Veo luces blancas detrás, el arcén y algo de pasto hacia allá me lanzo no quiero que me nos arrollen. No sé si llevo a alguien delante. Avanzo lento. Solo miro mis retrovisores y hacia delante. Voy metido en un túnel de lavado y al frente solo mi reflejo. No estoy seguro de todo lo que ha pasado. Es un accidente. Enorme. Múltiple. De esos que saldrán en las noticias. Sigo circulando, rodando bajo la persistente tormenta, tengo escalofríos. Sudo bajo la ropa. Camino despacio no tengo muy claro por donde he pasado. Apenas unos kilómetros despues va bajando todo de intensidad, veo la carretera, la noche ha caído casi por completo con un cielo negro y gris que todo lo envuelve. No quiero mirar hacia atrás. Acelero un poco para dejar coches atrás, un poco alejados. Quiero rodar solo.Sigo acelerando hasta estabilizarme un poco rápido. Ya no hay vehículo alguno. La lluvia ya es fina aunque constante, paso al carril derecho. Iba circulando por el acotamiento (arcén).  Bajo la velocidad. Desabrocho la cremallera del impermeable y de la chamarra por completo. Estoy absolutamente empapado. Me da igual si flanean. Abro la mentonera de mi casco abatible hasta dejar mi cara al aire. Me pongo de pié sobre los estribos y me dejo llevar. Siento el agua golpear suavemente contra mi cara, sí #damadelagua, ven a mí. Resbala por el cuello y va bajando por el pecho empapando mi camiseta por completo.  A medida que pasan las millas siento correr agua hasta mis botas. Ruedo a unas 50 ó 55 millas. La mirada fija en el horizonte viendo como va abriendo de nuevo. Aguanto así un buen rato. Estoy como flotando. Me siento cierro mi chamarra levemente, el parabrisas me protege. Bajo la mentonera del casco pero mantengo abierta la pantalla, como todo el viaje. Acelero. Tengo 65 de límite pero puedo ir bien a 70, 75. No hay nadie. Bajo la mano izquierda y acaricio al panzer. Le hablo. Hemos salido de una buena. A los pocos kilómetros una cortina al fondo. Lluvia torrencial de nuevo.Ni me molesto terminar de cerrar mi chamarra. No me importa mojarme. Dura apenas unos minutos y tendré horas después para secarse. Rodamos suave, ligero. Te pienso y me sorprendo.
Rayos y centellas entre las arboledas resplandecen en el cielo. Un espectáculo inmenso de luz se presenta ante mí. Queda al menos una hora de camino y al fondo se ve ya la noche tranquila, en su sitio. Vamos entre arboledas como en un serpentín de curvas suaves de asfalto mojado rodando perfecto. El tráfico escaso que traíamos desaparece y al tiempo que la velocidad aumenta en diez millas de promedio. Todo encendido. Iluminación perfecta y un regalo enorme ante nosotros. Como en Irlanda junto al mar aquella noche. Mis recuerdos vuelan a la Isla de Sky, en Escocia, cuando la lluvia se fue dejándonos un mar de luz donde recargar el alma. La cubierta del barco viendo anochecer junto a una desconocida, compartiendo manta y auriculares. Embelesados mirando al cielo. mientras El panzer descansaba en la bodega. Y mi mente viaja también al desierto de Arizona en aquella madrugada en que las estrellas se reflejaban en el parabrisas marcándonos el camino a seguir. Los cielos de Galicia en aquella aldea, en la montaña, de niño. Esos tiempos mágicos. Un millón de estrellas en el firmamento. Estamos vivos, te digo. Estamos vivos. Te pienso. Sigo confuso con todo lo sucedido en la jornada. Tus idas y venidas. Tan real fue tu presencia... Una noche eterna.  150 millas por delante y New Orleans nos sonreirá. Nos brindará un cálido recibimiento. Un abanico  de luz y color que llena el cielo por completo.. Te pienso. Te siento tan presente que me asusta. Será una secuela de lo vivido...

Son las 11 de la noche y una amable recepcionista me indica que he llegado un día antes. Cierto. Debía haber parado en Memphis... me ofrece un buen descuento en la noche extra sin que yo apenas haya dicho nada. No me cobrará la cena y me obsequiarán con dos cervezas. A cambio de nada. Yo apenas digiero lo que sucedió. Sentir tu presencia de forma intermitente.  Miré al panzer pensé en el garage y me dijo :-solos tú y yo, como siempre, no hay nadie.
Siempre después del esfuerzo, del trabajo. De la superación, aunque sea rodando, de vacaciones. Siempre después de la tempestad... llega la calma. La recompensa. La satisfacción de lo conseguido y a veces, sin darnos cuenta de lo maravilloso que es estar vivos.


EL HORIZONTE

Puse rumbo al horizonte
y por nada me detuve,
ansioso por llegar
donde las olas salpican las nubes,
y brindar en primera fila
con el sol resucitado,
sentarme en la barandilla
y ver qué hay del otro lado

Y cuanto más voy pa' allá
más lejos queda,
cuanto más de prisa voy
más lejos se va.

Allí nacen las leyendas
y se ocultan los secretos
y se alcanza a dibujar
con las estrellas en el firmamento.

Sueño con encaramarme
a sus amplios miradores
para anunciar, si es que vienen,
tiempos mejores.
Y cuanto más voy pa' allá
más lejos queda,
cuanto más de prisa voy
más lejos se va.

JOAN MANUEL SERRAT

SI HABITAS EN EL VIENTO

SI HABITAS EN EL VIENTO
En memoria de un ideal de mujer. Una Amiga. Es una reflexión personal sobre la vida y la relación de dos amigas, un intento de dialogo que, tras la muerte de una de ellas, establece la protagonista para mantener su recuerdo. Una especie de diario que, sin pretenderlo, le ayudará a superar su duelo. Una historia contada de forma hermosamente melancólica, con un lenguaje dulce y evocador que mantiene el ritmo y el tono de principio a fin.

Placeres Recuperados

Yago Hernández Escribió: Es simplemente una delicia. Podría recomendarlo por muchas razones: por cómo está escrito, por la historias que cuenta, por sus recetas y los exquisitos platos para aquellos a los que nos gusta la buena mesa. Pero, por encima de eso, si hay algo que destaca y le hace diferente, es el tratamiento de la amistad. Jamás nadie hizo un regalo tan bonito a sus amigos ni un homenaje más sincero y profundo a la amistad como valor que se eleva por encima de todo.Para todo aquel que aprecie la importancia de tener a un buen amigo o a una buena amiga al lado, este es su libro. Y todo por el mísero precio de 14€.Si alguien quiere escuchar una lectura dramatizada del mismo, en este link lo podrá encontrar, además de una entrevista con la autora:http://rinconliterario3denit.blogspot.com/2007/02/mara-jess-gonzlez-vzquez-entrevistada.htmlPara su compra, entrad en la web de la Casa del Libro o pinchad en este otro link:http://www.casadellibro.com/fichas/fichabiblio/0,,2900001163689,00.html?codigo=2900001163689&nombre=PLACERES%20RECUPERADOSTambién se encuentra en algunas librerías gallegas (contactad conmigo para pedir más información).Y, por supuesto, tampoco puedo dejar de recomendar su primera obra, la colección de cuentos “Coincidimos un tiempo”.http://www.unilibro.es/find_buy_es/libro/editorial_jamais/coincidimos_un_tiempo.asp?sku=397219&idaff=0

EL Límite de la Vida

...Y hoy hace un año que se fue, pero los dos nos envían amor . Y aunque hay tristeza también hay paz y sensación de que siguen cerca..Y nos unimos en su recuerdo , en el de todos los que nos quieren desde otro sitio en el que sin duda no sufren y no desean que estemos tristes.

Os queremos. M.J.G.V.


BUSCA Y MIRA

Siempre en nuestros corazones

Siempre en nuestros corazones
SOLOMOTO treinta