Tomas tu nombre de la
diosa celta de agua, de las emociones y los sentimientos. La Diosa suprema.
Traes la frescura del presente. La cercanía del ahora. Y la confianza de antes. Toda una GS. Pero no nos conocemos.
Me ha bastado un rato contigo y
reencuentro sensaciones pasadas. Olvidadas de otro tiempo que hoy vuelven a
estar plenamente vigentes. No en vano tuve una Adventure.
Hemos
encontrado, como por azar, esta carretera. Un corte por obras nos impide
acceder al pueblo. Una desviación sin señalizar fuerza que cambiemos de camino.
No importa. Tenemos todo el día por delante para rodar por donde nos apetezca.
No hay nada concreto. ¿Fue eso lo que hablamos? Al menos esa era la idea en el
último tiempo.
-Encontrarse
sin buscarse convinimos.
-Claro
que tenemos que decirnos dónde andamos, si no ¿cómo? Afirmaste
Seguimos rodando. Descubriendo rincones y trazados diversos. Cambiantes. Se trataba de eso ¿no?
Al final del día iremos al encuentro de Chamula. Una GS que nos es conocida. Y a su piloto, una viajera: Oddeth. Y alrededor del café charlamos de nuestros cacharros, de los viajes en puertas, de los hicieron, de los que están por venir.
Deva y Chamula, sonrientes, observan la escena divertidas. Chamula habla de sus viajes, Deva le comparte sus planes inmediatos. ¿Rodarán juntas? ¿Quién sabe?. Comparten la pasión aventurera.
Tres horas de luz por delante y avanzamos por el parking de superficie del café donde hemos
parado.
-Es
el más feo que he visto en mi vida, jajaja, pero era el más fácil de localizar
según la ruta que traías.
-Cierto.
Y te agradezco porque es facil acceder desde la carretera, aunque esté
escondido. Tener un dealer de motos al lado ayuda a ubicarlo. Es una buena
referencia.
Me
incorporo al carril e inicio la marcha. Mantengo sin embargo un ojo en el
retrovisor permanentemente. Hoy es distinto. Veo tu luz en él. Ruedo con
cautela. Desconozco tus ritmos.
Curva
amplia derecha, le sigue una corta recta. Un cambio de carril para rebasar y de
nuevo plegando, esta vez a izquierda. Otra a derechas y saliendo, la rampa leve
que coronaremos pasando del carril izquierdo, en abanico, al de la derecha del todo.
Una
ráfaga de faro en el retrovisor me indica que te despides. Pongo mi direccional
también. Tomo el desvío delante de ti y te sorprende.
Una
carretera corta. Es una pena. Buen firme y muy bien trazada. Diez series he
contado de enlazadas y sus suaves rectas. Un breve ensayo para Chamula y Deva. Rodar acompasadas. Trazar juntas.
Paramos.
Nos quitamos los cascos.
-Te Lancé una ráfaga, y luego me pregunté ¿qué hace? al verte girar en el desvío.
-Ya, pensé que la lanzaste para despedirte.. Y luego pensé, no hemos llegado hasta aquí para decirnos adiós con un par
de curvas de autopista, por eso tomé el desvío.
Al
menos unos kilómetros en buen estado.Supo a poco por el corto recorrido que abarca. Supo a poco el tiempo. Pero será todo. Si te abstraes de la
distancia da la sensación de ir viajando. La luz del atardecer tardío, la
escasez de tráfico a esta hora. El sitio por el que transcurre. Procuran esa sensación.
Tomas
la cabina de la caseta. Yo el sentido opuesto para deshacer camino, ahora sólo,
hacia la autopista que habíamos dejado. Acierto a ver tu piloto rojo en el
retrovisor, se abre la barrera y desapareces.
Subo
a ritmo ligero apenas hay coches. Voy
muy atento a mi rueda trasera como todo el día. Llevamos casi 500 y algo. Se
habrá consumido lo poco que le quedaba. No tenía que haber salido con ella
hasta cambiar la ruedas. Total esperar cinco días… . Encaro la autopista desde
el lado derecho acelerando como Deva sabe. En pocos metros he rebasado dos
filas de coches y circulo por el carril de alta. A mi cabeza llegan esas dos
canciones que desde hace semanas me acompañan día y noche. Una imagen fija de
ti en mis retinas. Tu piloto rojo desapareciendo en el retrovisor.
El
ritmo es constante. Ligero. Llevo un buen avance en esta zona de autopista. La
que más me gusta. El último tramo antes del peaje. ¿Qué tendrán esas curvas? Mi cabeza vuela y
como un proyector de diapositivas lanzando una tras otra me va presentado todas las imágenes del día y de la tarde sucesivamente. Un trayecto y otro. rincones y paisajes.
Es pronto todavía para aventurar los rumbos que deparará el futuro. Pero tu llegada, Deva, obedece a propósitos claros. Rodar muchos kilómetros durante el tiempo que sigamos aquí. Y una forma clara de hacerlo: Kilómetros de viaje en cortos espacios de tiempo. Rodadas intensas. Ya tienes nombre pero aún no sé qué piensas.
Bajamos las motos del central y me desplazo hacia atrás con los piés. Quedo casi frente a tí. Te miro.
-Tú primero me dices con una sonrisa pícara.
-Vamos entonces, te digo y también sonrío.
Presiento que será la última imagen que tenga de tí!.