He rodado un rato a tu
ritmo. Detrás de ti desde que me rebasaste. Vamos muy despacio, pero no para ti.
Me pongo en paralelo y te indico que te posiciones a la izquierda. Quiero fotografiarte en marcha aprovechando la cámara que llevo en ese lado.
Sigo tu estela dejando buena distancia. Como siempre. Esa práctica de la distancia de seguridad ya me ha salvado varias veces. En dos, la vida. Y a propósito me acuerdo de que tengo que armar un tema de seguridad vial. Pero eso es para otro momento. Ahora debo centrarme en rodar. Observo cómo vas trazando y a la par, como
tú, contemplando el verdor y la frondosidad de alrededor. Vegetación tupida
hasta el extremo desde la calzada a la cima. Vamos hilando curvas de diverso
grado a ambos lados. Seguimos levemente ascendiendo. Rodamos y mi mente hace amagos de irse pero
no la dejo hasta que …
Una
de las últimas conversaciones que tuvimos, viene de golpe a mi cabeza. Mi
subconsciente me traiciona y me enfada. Teníamos un trato en el que no habría
más veces. El calló y ahora entiendo por qué.
-
¿Me enseñarás a cruisear?
-
¿Me enseñarás tu México, tal cual lo ves?
-Si.
-Aunque
deberás ser paciente, ya te dije.
-Me
tendrás que esperar. No me gusta la velocidad. A cambio me enseñarás todo lo que tus ojos han visto viajando.
Vuelvo a tu imagen. No te
conozco. Nunca hubiera pensado que rodaríamos juntos. Te llevé detrás
un buen rato aprovechando la degradación del asfalto y que no ando muy
centrado. Preferí andar muy despacio. A Stinger no le molesta aunque prefiere
ritmos algo más vivos. Pero está contenta de que hayamos salido de viaje.
Nos hemos parado a la
vez, invadiendo un poco el pasto. No hay arcén y hay que estar vigilantes con
los coches y camiones que puedan pasar. Hay pocos pero circulan pegados al pasto los de nuestro
carril e invadiendolo los que vienen de frente. Parece como si quisieran
echarnos. Son tan incívicos y despectivos con el prójimo en este país
conduciendo… . Nos envuelve un precioso paisaje. Del estilo de los que
últimamente hemos ido encontrando. Un precioso valle entre montañas bañado por
la niebla y las nubes bajas. ¡Qué espectáculo!.
Vienes hacia mi
caminando. Te has bajado de la moto. Estás filmando con el teléfono. No eres
quien yo espero. Mi mente me juega otra mala pasada. Pero no podrías ser quien
pienso. No se espera a quien no existe.
Sabes
que hoy viajo solo. Por primera vez en los casi últimos tres meses. Y no me
había dado cuenta de que me has sorprendido con tu presencia. En realidad, hoy, es
tu ausencia lo que traigo presente. Y ahora si me acuerdo de lo último que
alcancé a decirte
-
Te echo de menos.
Como respuesta... el silencio.
Nunca he sabido interpretar tus silencios. Y sin embargo tienen tanto que decir que podría, de entenderlos, escribir un libro sobre lo que cuentan. Sólo ha habido uno, el de aquel día en que me sorprendiste al teléfono, que comprendí perfectamente a qué obedecía. Y créeme que me dolió tanto como a tí.
Nunca he sabido interpretar tus silencios. Y sin embargo tienen tanto que decir que podría, de entenderlos, escribir un libro sobre lo que cuentan. Sólo ha habido uno, el de aquel día en que me sorprendiste al teléfono, que comprendí perfectamente a qué obedecía. Y créeme que me dolió tanto como a tí.
Hablaba
con Paula de trabajo al teléfono. De los temas que traemos -no
sé qué haría sin ella en estos últimos tiempos. En realidad, siempre, pero de
un tiempo a esta parte, sobre todo agradezco su esfuerzo y apoyo
desinteresados- Una gran persona y una excelente profesional. Y acabando la
reunión cambiamos a otros temas mientras voy caminando.
-Me
gustó mucho el último texto que has publicado.
-¿Cuál?
Ya sabes que dejo programas las publicaciones en Blogger y luego a veces no me
acuerdo cuando iban a salir o cuando salen.
-
Pero la de la red…
-
Ah. Sí esa la dejé en borrador y luego solo la activé con el link del blog.
-
Pues me gustó mucho el enfoque. Y bueno… ¿al fin, no?
-Gracias.
Sí me decidí finalmente el viernes en la mañana. Después de nuestro punto de
control. Ves que llevaba unos días, desde el otro fin, dándole vueltas, pero
sabes que cuando tomo la decisión, allá voy. Me la compré.
He salido
airoso o eso creo. He omitido el tema al que te referías. Prefiero no hablar
aunque me encantaría contarte. Conoces parte del trasfondo de los relatos. Cómo
armo los personajes más o menos, el trasfondo de algunas historias, aunque sean eso, relatos. Desconoces las palabras clave que en algunos llevan en el título, firma o en el propio texto.
-¿Viste
las respuestas al post? No ¿verdad?
-¿Vomemos?
-Cambias el tema antes de darme tiempo a contestar.
-Llego
en diez, estoy aparcando en la plaza. Te veo arriba en el fast food. ¿español?
¿No te apetece un jamón?
-Ok.
Acierto a decir. Nada más.
No
sé que tramas o qué has visto, ni dónde. Te conozco algo aunque tú a mí más.
Siempre que hay un tema escabroso buscas un lugar que nos plazca para
abordarlo. Generalmente un café agradable donde conversar más que reunirnos.
Son mucho años trabajando juntos día con día, cenas, comida y alguna
confidencia personal .
-Hola
-Hola
Beso
y abrazo como es costumbre
-¿Vamos?
Mira no hay gente. ¿Cómo estás? He tenido que llevar a mis hijos al cole. Mi
marido hoy no podía. Tenía a la gente esa de la certificación que te conté el
otro día. Hay que llamarles, por cierto. A ver si nos sirven para lo nuestro.
Nos
sentamos y tras pedir la comida…
-Lo
siento. De verdad.
-¿Cómo?
Paula, en serio, no sé de qué me hablas.
Comienzas
a contarme una historia y yo más confundido. Una especie de parábola como esas
que les cuentas a los niños para luego ver si les cuentas la verdad y minimizar
el impacto.
-Ya
Paula. Vete al grano por favor. Déjame mirar en la red.
-¡Apareció!.
Dices alzando la voz y captando toda mi atención.
-¿Quién?
-Bueno,
eso creo yo. Pero ya. Mira la red y saca conclusiones tú mismo. Pero ahí está
la respuesta a su comportamiento.
Entro
en la red, al tema al que te refieres y voy viendo algunos comentarios.
-Lo
siento
-Bueno.
No pasa nada. Es mejor así. Aunque estoy un poco sorprendido. En realidad por
qué ocultarlo ¿no?.
-Igual
es algo que se dió y ahora vuelve, o que no estaba claro. Ya ví el perfil y…
-El
de él, te interrumpo.
-Sí.
No es como el tuyo en que sólo se ven cacharros o paisajes pero no hay
personas. Otra cosa son las fotos pero ahí incluso tu siempre subes solo
cacharros, excepcionalmente personas y otras en las que te etiquetaron y ni
modo, no tienes forma de borrarlas.
-Pues
al final ya sabes cual es mi conclusión y es la de siempre. Palabras vacías. Si
acaso con validez del instante y circunstancia específica del tiempo en que
se están diciendo. Con caducidad inmediata como en esa película, ¿te acuerdas?
La de que este mensaje se autodestruirá después de leerlo. Igual jajaja
-Jajaja
-Además
mi diccionario es de otra época,de latitudes muy distintas, donde los códigos eran
otros. Aquí me examiné y reprobé. Tal vez no debí presentarme.
-Siempre
con tu sarcasmo y la ironía jajaja. Pero
sí debiste presentarte. Claro que sí. Sólo que no tenías toda la información.
-Pero
de eso se trata el ir conociéndose ¿no?. En fin, a otra cosa. Alguien se hizo
visible en red y fue por algo. No podía saber.
Me traes de vuelta en segundos. Ya estás
al lado. Levanto la cabeza y tomas una selfie.
- Hola soy Ozziel. Está bonito ¿Verdad?.
- Si. Muy chulo la verdad.
- Oye ¿has perdido la placa de matrícula o
me lo parece a mí.
- La acabo de comprar. No tiene el mes.
Estoy con la emplacada. Es la tercera que me compro. Esta ya es de 150cc y
puedo viajar algo mas.
Me asombra el brillo en tus ojos cuando
relatas tus aventuras. La ilusión con que lo cuentas. Esa espontaneidad y la
luminosidad de tu rostro. Algo que hace mucho tiempo no percibo en tantos y
tantos motociclistas que se dicen viajeros. Aquí estoy embelesado escuchando
tus andanzas y aprendiendo de como las has ido viviendo.
- Guanajuato es lo que tengo en mente, pero
ya está más lejos. De momento he ido a tal y cual.
Enumeras mil lugares que no ubico. Ni
sabría no ya nombrarlos sino posicionarlos en un mapa. Todos alrededor de 200 kms
como mucho, del DF y me parece que te has ido a Alaska, Sudáfrica o al Cabo
norte. No puedo parar de mirar asombrado todo lo que me dices.
- Llevas tienda de campaña
- Me gusta acampar y tampoco tengo plata
para hoteles.
Me trasladas a los noventa cuando empecé a
viajar con mi primera vespa. Una TX200 de cambios en la mano izquierda y dos tiempos. Andaba como
demonio. A su paso, claro. Con ella nos movimos a todo lo que encontramos hasta
300 kms como máximo de alrededor de Madrid. Equipado de motociclista con lo que había ido consiguiendo. Bajo presupuesto y muchas ganas jajaja. Aún así fuimos teniendo un equipo muy decente.
Stinger observa y mira la Itálika que
tiene delante. A unos metros escasos. Se mueve sobre la lateral. Busca enderezarse y
avanzar hasta ella. Ella le responde con el faro de stop y los direccionales.
Las miro mientras sigues hablando. Stinger gira el manillar y dirige su faro
hacia mí. Subo sobre ella. Pongo mis manos sobre su depósito y me dice: Vamos
a viajar con ellos, ¿Verdad?. Un rato. Si. Afirmo. Luego vemos hacia donde
seguir.
Me pides tomarte una foto conmigo y creí
que ya la habías tomado. Te lo digo y me contestas: -cómo cree. ¿Sin pedirle
permiso?. Me asombra tanta corrección.
Soy un tío en moto y nada más. Pienso que debería ser yo el que te la pidiera a
ti. Me pides que te acerque mi móvil para tomarme una foto.
-24. Durante la semana no puedo salir a viajar,
pero el sábado que libro me lanzo. Un fin de semana duermo fuera y los demás
salgo también, pero me regreso a dormir.
-¿Usted ha viajado mucho no?
-Algo más que tú jajaja, pero porque te
doblo la edad. Empecé un poco mayor que tú.
Bajo de nuevo. Esta vez a hacerte una foto
yo a ti. Con tu moto. Con tu teléfono. Y según la hago mi subconsciente quiere
traicionarme. Me traslada unos segundo a otra parte. No le dejo seguir.
Nos damos un abrazo y nos despedimos.
Seguiré detrás de ti un rato. Stinger marcará hasta cuándo.
Apenas he hablado y es difícil. He
escuchado todas y cada una de las palabras que has dicho. Cómo las decías, de
qué hablabas. Me he maravillado de la alegría que transmitías, del contagio de
tu entusiasmo. Stinger está contenta de viajar con su nueva amiga. Es viajera,
como ella y eso es lo que importa.
Arrancamos y de nuevo lo intenta mi
subconsciente. -No, no. te digo. Quiero conservar esta imagen. La del viajero
al que acompañamos. No quiero que me lleves a otro lado. No quiero volver a la idea de ti. Ahora viajo solo como hace
nueve años. No dejaré que tu idea vuelva a mí. Me cuesta librar esta batalla.
No siento tu presencia. Siento tu ausencia. Stinger anda inquieta. Apenas me he
dado cuenta. Llevamos un rato con nuestro amigo viajero. Rueda bien. Traza
perfecto. Vamos contemplando todo. Stinger vuelve a moverse. ¿qué te pasa amiga
mía?. Gira su faro hacia mi. Asiento con la cabeza. Vuelve a su posición. Lanza
un destello al frente. El sonido se ha vuelto más ronco. Buen asfalto, curvas
sucesivas pone la señal. Ok. Mi fiel Stinger. ¡Vámonos allá!.
Y llegamos a Tuxpan tras un último tramo
ya de cuota. De concreto resbaladizo. Rodamos lentos. Casco abierto y chamarra
desabrochada casi por entero. No quité el forro y me voy cociendo. El pueblo no
tiene nada que ver. Anodino. Seguimos las indicaciones de playa. Un chapuzón
será de agradecer.
Allí está. Nos adentramos en la arena.
Pura playa. Entran los coches, nosotros también. No hasta la orilla claro.
Resbala bastante, no llevamos tacos. Vamos de lado a lado. Amenazas con
llevarme al suelo en varias ocasiones. No te gusta nada estar ahí. Protestas
moviendo el manillar de lado a lado. Tranquila. Mira el mar. Está lindo.
Paramos a hacer una foto y luego bajo una palapa. Dejo todo sobre ti. Me pongo
el bañador. Saco la toalla. Todo bajo una red como un bulto. Sé que nos pueden robar,
pero…. estamos al fondo de la playa. Casi no hay nadie. Bueno una ducati al
lado con todo encima también. Un chico al que pagamos para que se quede sentado
al lado vigilando todo.
El agua está caliente. Nos acordamos del norte de Escocia, con el panzer en agosto de 2009. A 9 grados en la calle. Nublado y la gente, escasa, paseando perros en la orilla con forros polares. Aparcamos en la acera. Lo veo como si lo tuviera delante jajaja. Nos quitamos todo. Traje, forros, casco, guantes. Dejamos todo sobre la moto y a correr hacia el mar. Pies al agua, calambres, una ola y zas. Chapuzón. Se me congeló hasta el alma. ¿Te acuerdas la cara de aquel matrimonio al verme y de cómo su perro se metió al agua con nosotros? Un bonito bóxer jovencito. Apenas si podía nadar y otra cosa no, pero de nadar veníamos entrenados. Salí. Me sequé de inmediato y hacía menos frío fuera que dentro jajajaja.
Y es que dijimos: un verano sin playa, no es verano. ¡qué recuerdos!
Aquí en Tuxpan es otra cosa. El sol resplandece, pero ya no quema. Hace un calor tremendo, pero tú, Stinger, estás a la sombra. Nadamos un poco y ya. Salgo a secarme. Tengo una botella de agua, ya caliente, en la bolsa sobre depósito. Me ayuda a quitarme la arena. La toalla, de Decathlon es de las absorbentes. Casi no se mojan ni se empapan y te secas en un periquete. De nuevo a vestirme. Me pica todo por la sal, pero estoy más fresco. Buscamos un lugar para comer
Y es que dijimos: un verano sin playa, no es verano. ¡qué recuerdos!
Aquí en Tuxpan es otra cosa. El sol resplandece, pero ya no quema. Hace un calor tremendo, pero tú, Stinger, estás a la sombra. Nadamos un poco y ya. Salgo a secarme. Tengo una botella de agua, ya caliente, en la bolsa sobre depósito. Me ayuda a quitarme la arena. La toalla, de Decathlon es de las absorbentes. Casi no se mojan ni se empapan y te secas en un periquete. De nuevo a vestirme. Me pica todo por la sal, pero estoy más fresco. Buscamos un lugar para comer
Rumbo al hotel. A leer un rato los correos, trastear
en la red. Hablar con una amiga a ver como sigue. Chatear, vamos. Yo no hablo.
Y escribir ideas y un borrador de viaje que luego completaré.
Desayunando he decidido que vamos a ir hacia Veracruz,
nos desviaremos hacia Xalapa y de ahí hacia dos pueblos que nos recomendaron.
Coatepec y Xico creo que se llaman.
Tal vez pongamos después rumbo a Puebla y
en lugar de seguir al DF tomemos rumbo a Morelos Tepoztlán. A echar un café en
la tarde y de ahí ya al DF. O el circuito mexiquense en la última caseta para
no entrar por la Ignacio Zaragoza que es un asco y peligrosa.
Hemos encontrado una perla en la costera de Poza rica a
Veracruz. En ese tramo federal, de bonitos paisajes y firme algo maltrecho. Un
lugar maravilloso como pocos. La casita y el pasto junto al mar. Qué placidez.
Qué vista. Qué. Todo. ¡Cuánto me hubiera gustado mi moto junto a la tuya, o viceversa, las dos juntas, frente al mar ! Tengo que
compartirlo en la red. Tienen que verlo. Aunque seguro que han venido mil veces,
pero vale tanto la pena llegar hasta aquí. Volveré.
Coatepec es lindo. Sorprende este pueblo tan ordenado,
cuidado, aunque tan lleno. Me detengo en un café. Hora de tomar algo y sentarse
a observar. Aparco justo a la orilla y me siento. Que ganas de quitarme la
chamarra de moto, los guantes. Todo.
Horas mas tarde viendo los nubarrones al otro lado de
la autopista. Tras haberme mojado y secado ya una vez. Decido parar donde la
otra vez. En ese Starbucks que hay pasado Puebla. En la gasolinera, a la
derecha. Paramos ahí con las Cruiser el domingo pasado. Hay una GSA 1200
nuevecita ahí. Aparcamos a lado. Pido mi café de siempre. Ya me lo sé de
carrerilla en su lenguaje. ¡tantas veces!. Y me siento fuera a enredar en el
teléfono y las redes.
-
-Hola París
-Hola. ¡Hombre! ¡Cuánto tiempo! Desde que salimos
aquel día con las K16GT ¿no?
-No. Fuimos de viaje a Mazamitla y Barra de Navidad.
Llevabas el Panzer y yo la Ducati o ¿o fue antes de las K?. No sé.
-Da igual. ¿Tomas algo?
-Estoy con la familia. Venimos de Córdoba. Vendí la K
y tomé esta ADV1200. Voy haciéndole el rodaje.
Me presentas a tu encantadora familia de la que me has
hablado algunas veces. De todo el grupo eres de los que mejor entiendo y
congenio. Admiro tu capacidad de rodar rápido durante horas. Con tanta
precisión y aparente facilidad. A veces me has traído con la lengua fuera,
detrás de ti y con el mismo tipo y marca de cacharro.
-Marcho
-Yo me quedo un rato. Tengo que
decidir antes de que llueva, hacia dónde ir
Empieza la fiesta. Nubes negras al frente ya en el circuito exterior mexiquense. Creo que se llama así aunque en realidad igual no es este tal sino el que dejé atrás.
Empieza la fiesta. Nubes negras al frente ya en el circuito exterior mexiquense. Creo que se llama así aunque en realidad igual no es este tal sino el que dejé atrás.
Me acabo de secar el traje de agua y no me apetece volvérmelo
a poner.
Ruedo un rato hasta secarme por completo. El panorama
se está poniendo feo. La zona por al que transito no está para detenerse. Voy a
tener que quedarme así. Espero que la cosa no vaya a mayores.
Caen las primeras gotas. Es asfalto, hay poco tránsito
y aunque no es muy bueno puedo avanzar a buena velocidad. Al fondo está menos
negro y algo más gris. ¡Vamos Stinger pórtate bien!.
Entramos en una cortina de agua que va tomando más y más
intensidad. La visibilidad mengua mucho. Me preocupa si nos ven los de atrás.
Los coches se pegan mucho. Espero que no tengamos nada que lamentar. Llevo los
faros auxiliares encendidos. Quiero que el delante me vea. No acierto mucho a
ver dónde va. Ya no es agua lo que cae. Es granizo. Golpea fuerte y estalla
contra la pantalla del casco. Algunas gotas entran dentro. Las siento en mis
gafas, en mi cara. Ya empieza a haber charcos y Stinger protesta pero aguanta.
Las gomas metzeler son buenas para desaguar y mientras no encontremos concreto
iremos bien.
Caseta. A pagar. Un rollo. Quita guante, busca
monedas. Todo mojado y el de atrás que comienza a pitar. Calma. Calma. Respira.
Ya sabemos que es un h d su madre, pero hay que aguantar. Pagamos y salimos con
cuidado. No hay control de tracción y el suelo está encharcado y lleno de
grasa.
Primer amago, salimos un poco cruzados. Agarras y vamos.
Ya no graniza y solo llovizna levemente. En las botas, son cortas, no ha
entrado mucha agua todavía, pero los pies ya están mojados del todo.
Vamos a un ritmo constante buscamos desvió Toluca. Ahí
está. El firme todavía está bueno para lo que podemos esperar. -Acuérdate,
marchas largas y ritmo constante. Suavidad en el acelerador. Trazar fino, fino
sin acostar mucho la moto y a seguir.
Hemos entrado en un túnel por el carril izquierdo. A la
derecha un tráiler y al salir invade nuestro carril. Menos mal Stinger que
tienes un buen punch. Por los pelos hemos pasado y es que se reduce, justo a la
salida a un solo carril. Sin señalizar. HdP es lo que me viene a la mente.
Pagamos otra vez caseta. 17 pesos esta vez. Sigo mojado, aunque el pantalón no
se ha empapado todavía. Llevo los puños calefactables al tope.
Un poco mas y… obras. Nos toca detenernos. El cielo
está negro de verdad y los relámpagos iluminan el cielo y retumban
constantemente. Empieza de nuevo a llover. Nos agarra parados. Una media hora
sintiendo el granizo caer cada vez con mas fuerza. Ya nos movemos por fin. El suelo
está lleno de bolitas blancas de diversos tamaños. Pero ahí vamos. Hay que salir de allí. En cuanto podamos
escapar con cuidado por algún carril. Lo logramos, pero no se ve nada. Un mar
de agua sobre nosotros. El granizo ha cesado dando paso al diluvio. Ahora sí
siento el agua resbalar por donde no debiera estar y de ahí. Si. Hasta los
pies.
No veo un carajo. Solo el warning de los carros que me anteceden. Dejan bastante
distancia. Menos mal. La cosa está fea pero no hay alternativa. Tenemos que
seguir. Estoy cansado. Empapado completamente ya menos el pecho y la espalda. Cintura
hacia abajo como en piscina. Los brazos chorreando igual que los guantes. Mis
pies como pez en pecera. El agua casi hasta el buje en algunos tramos y al pasar
debajo de los puentes me cae un diluvio extra. Agua marrón por todas partes. Circulamos
más o menos constantes a 40 km/h.
Una
conversación tuya se reproduce en mi mente.
-
- Habla
con tu moto
- - Habla contigo
- - Y ahora
habla conmigo. Tu nueva compañera de viaje
Curiosamente en este punto aún sonrío. En el último
peaje me he bajado de la moto a pagar y al abrirme el casco, la señorita de la
cabina, mirándome con pena de repente me dice: ¿sonríe? Y contesto claro, al
mal tiempo buena cara. Y nos echamos una carcajada. ¿Qué otra cosa me queda? Jajaja.
Y he temblado dos veces que me haya dado cuenta. Tengo
escalofríos. Llevo hora y media bajo el agua. Los kilómetros no pasan. Veo Toluca
89. Todavía. Creo. Tenia que haber
parado donde fuera y ponerme un traje de agua. No me quitaría el mojado, pero
previene la hipotermia al ir cerrado.
Voy repitiendo mas o menos el estribillo de una canción
de las tres o cuatro que desde hace unos meses. Desde que emprendí la vuelta
desde Toronto, me acompañan. Todo el rato. Me concentro en conducir y en ese
estribillo en el mezclo palabras de él y del resto de la canción. Es de un
autor americano, latino, ¿cómo se llama? Soy tan malo con los nombres
Es
más fácil llegar al sol que a tu corazón. O algo así.
Te tengo
atrapada entre mi piel y mi alma
Y el
resto tarareo.
Todo el rato. Todo el rato. Me ayuda a olvidarme de
que tengo frío. Tirito y estoy empapado. Voy rodando en un mar de agua que a
ratos lo sustituye de nuevo el granizo y me viene alguna ráfaga moderada de
viento. Tú. Stinger imperturbable. Me llevarás a casa. No me asusta conducir en
estas condiciones. No me agrada en absoluto. Pero el hecho de que el destino sea
mi apartamento, en este caso y no un hotel, me ayuda mucho. Voy a llegar con
todo en tal estado que estará días para secarse. Las botas. Seguro.
Tarareo la canción. Me lleva a ti, pero hoy. En este
momento. No sabes cómo agradezco tu ausencia. No llevarte detrás o delante. Me
alegro tanto de que no estés pasando esto…. Es un alivio. Lo reconozco. Podrías
estar igual, no lo sé. En cualquier parte rodando en las mismas circunstancias.
No podría hacer nada por ti, ni tú por mí tampoco. Así es esto. Somos iguales. Ninguno
puede conducir por el otro. Esa es la vida que nos gusta. La pasión que nos
une. La …
Te tengo
atrapada entre mi piel y mi alma
Y el
resto tarareo.
Última caseta antes de Santa Fé. Ya no sé donde tengo
más dinero. La chica me pide los tickets que me dieron en la anterior y le
entrego un puñado mojado de papeles y le digo que lo siento. Ella me mira con
cara de pena pero en verdad lo siento. Pero estoy tan mojado que apenas puedo quitarme
y ponerme los guantes. Todo está empapado. Bolsillos, bolsa sobre tanque. Alforjas-no
sé mi ropa si habrá aguantado. Ni las herramientas. Nos han tirado el agua a cubos en algunas zonas.
Saltaba del otro carril encima de nosotros. Una mezcla de agua y tierra.
Siempre escampa. Julio. Siempre escampa. Eso y el estribillo
me lo repito todo el rato. Y no es el hecho de llover. Estuvimos diez días por
Escocia bajo el agua y no nos mojamos ni la mitad. Aquel traje y botas obraban
milagros. Es la virulencia con que cae aquí, el mal estado del asfalto, la
ausencia de iluminación y cómo circulan los coches, camiones.
Llego a Reforma. Sonrío y doy gracias. Agradezco estar
bien. Sigo sonriendo porque me ha gustado el viaje. Todo en su conjunto.
Empieza a llover. No me di cuenta que había parado antes. Agradezco, ya en Polanco,
el semáforo rojo este en que hemos parado. Stinger está chorreando, pero el
calor del motor que sube, me sienta de perlas. ¡Cuánto te lo agradezco, Stinger!
Diez cuadras hasta el apartamento. Poco tráfico y lo
agradezco. Son las 20:00. Qué bárbaro llevamos doce horas de viaje. Las últimas
dos de aguacero y granizo. Muy pesadas y cansadas.
-
- No sabes como me cayó de agua. Pero no me mojé gracias al traje. Y que bueno que iba
en esta moto. Iba rezando para que ni hubiera agujeros debajo de cada charco.
Imagina caerme, sola, y de noche.
- - Lo
bueno es que ya estás en tu casa. Una aventura más.
Tuvimos
esa conversación hace poco tiempo.
Se abre el garaje, desciendo la rampa con cuidado.
Está mojada.
Gracias Stinger. Muchas Gracias por traerme con bien.
Qué buen viaje hemos hecho.
Es
más fácil llegar al sol que a tu corazón. O algo así.
Te tengo
atrapada entre mi piel y mi alma
Y el
resto tarareo.
…..
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